El San Juan es una fiesta europea, de origen celta, que se cristianiza cuando la iglesia católica decide que el 24 de junio, fecha en que se produce el solsticio de verano, es el día dedicado a recordar la memoria de San Juan Bautista, aquel primo de Jesús que anunció su venida y lo bautizó en las aguas del río Jordán. Para los musulmanes, que también celebran esta fiesta, el Bautista es el mismo profeta Alí.
Los rasgos principales de la festividad del Bautista estaban asociados, de una parte, a su ubicación en el calendario que corresponde al solsticio de verano, siendo el 24 de junio el día destinado para su celebración, y de otra, a los elementos que constituían los significantes fundamentales de las fiesta, entre los cuales estaban el agua, el sol, el fuego, la vegetación.
En España, según Julio Caro Baroja, citado por Tovar Zambrano, la fiesta de San Juan ha sido la más popular de todas y estaba dedicada a celebrar el sol y el agua como fundamentos de la vida. El modo de celebración de los españoles aún hoy sigue siendo a través de las “Hogueras de San Juan”, rito que en el pasado se creía que alejaba los maleficios y preservaba de algunas enfermedades.
Así mismo, se creía que las aguas del mar y de los ríos tenían ese día virtudes excepcionales y curativas, razón por la cual el baño a la madrugada formaba parte del rito festivo. A este se unían la cucaña, las carreras de caballos, las corridas de toros y la comida de cerdo, con lo cual la fiesta adquiría un sentido agrario y naturista.