ORIGEN DE LAS FIESTAS DE SAN JUAN

 
El San Juan es una fiesta europea, de origen celta, que se cristianiza cuando la iglesia católica decide que el 24 de junio, fecha en que se produce el solsticio de verano, es el día dedicado a recordar la memoria de San Juan Bautista, aquel primo de Jesús que anunció su venida y lo bautizó en las aguas del río Jordán. Para los musulmanes, que también celebran esta fiesta, el Bautista es el mismo profeta Alí.

Los rasgos principales de la festividad del Bautista estaban asociados, de una parte, a su ubicación en el calendario que corresponde al solsticio de verano, siendo el 24 de junio el día destinado para su celebración, y de otra, a los elementos que constituían los significantes fundamentales de las fiesta, entre los cuales estaban el agua, el sol, el fuego, la vegetación.

En España, según Julio Caro Baroja, citado por Tovar Zambrano, la fiesta de San Juan ha sido la más popular de todas y estaba dedicada a celebrar el sol y el agua como fundamentos de la vida. El modo de celebración de los españoles aún hoy sigue siendo a través de las “Hogueras de San Juan”, rito que en el pasado se creía que alejaba los maleficios y preservaba de algunas enfermedades.
Así mismo, se creía que las aguas del mar y de los ríos tenían ese día virtudes excepcionales y curativas, razón por la cual el baño a la madrugada formaba parte del rito festivo. A este se unían la cucaña, las carreras de caballos, las corridas de toros y la comida de cerdo, con lo cual la fiesta adquiría un sentido agrario y naturista.


CARACTERISTICAS DE LA FIESTA DE SAN JUAN


El origen de los ritos de San Juan es un problema muy complejo, y para intentar resolverle tendríamos que contar siempre con ciertas ideas que formuladas esquemáticamente serian estas:
1.      El solsticio de verano, con el que coincide San Juan, es fecha que forzosamente ha debido producir determinados ritos, una vez comprendida su significación en el cursi del año.
2.    Los ritos nacidos de tales ideas deben tener un carácter general homogéneo desde muy antiguo.
3.    Con las mezclas de pueblos, dichos ritos han tenido que alterarse e parte y relacionarse con otros.
4.    La fiesta de San Juan Bautista ha venido a unificarlos todos bajo una denominación común y simbología nueva.
5.    Al unificar la fiesta de San Juan diversas suertes de ritos, ha comprendido en tal unificación otros que no estaban vinculados con los solsticiales propiamente dichos, ni con los relacionados con ellos de manera directa, es decir, que ha englobado muchos que solo tenían una semejanza externa morfológica.

VERSOS ALUSIVOS A LAS FIESTAS DE SAN JUAN.


En la noche de San Juan
cuando todos se alborotan
por gozar de aquel rocío
que a veces sirve de aljofar
fuimos a una huerta mía
los dos en una carroza,
y en ella vimos (¡ay, triste!)
un bello escuadrón de hermosas,
coronadas las cabezas
de claveles y de rosas


Aquella hermosa mañana
Que todo el mundo celebra,
Porque parece que todo
Se alegra y se goza en ella…


¡Ay noche, que siempre en tí
libra amor sus esperanzas
corre, que si no le alcanzas
no queda remedio en mí!
Apresura el negro coche
donde las mías están;
ya que te fuiste de San Juan
que es la más publica noche.


Mañanita de San Juan,
mañanita de primor
cuando damas y galanes
van a oír misa mayor.
-Tomado de Caro Baroja, Julio. "Fiestas populares de mayo a San Juan, La estación del amor."-

UN TESTIMONIO DE LA EPOCA. ¿COMO LO CELEBRAN?

Por la tardecita del 23 de junio de los caminos vecinales se llenaban de canciones remeras. El pespunteo del requinto, de la guitarra y de la bandola, y el son acompasado de atabales y tambores, convergían en ritmo de joropo o de bambuco. Guitarristas y requinteros hacían los ludios e interludios con gran agilidad de dedos y rasgar de los encordados:
La nochebuena sin queso
y el San Juan sin aguardiente
es lo mismo que la boca
sin la lengua y sin los dientes.

En la noche se encendían las candelas de San Juan, que lampeaban sobre el verde violento de los cañaduzales y en las altas copas de los encenillos. En donde quiera que había galón de arrendatario, caneyes de aparcería o casas patronales, alzaban al cielo por valles y montañuelas. Cuando reventaban en lo alto con alegre estampido, las luces de las bengalas presumían de meteoros como si Saturno, Jupiter y Venus se hubiesen concertado para hacer luminosos guiños a los fiesteros. Corría el anisado y había no pocos entreveros y pendencias:
Yo a veces quisiera ser
chinguecito colorao
para poderte abrazar
sin temor por lao y lao
El 24, día de San Juan, las campesinas amanecían estrenando enaguas de olán florido, vistosos collares de peonias espaciados con cuentecitas de azabache. Escotes con manerías y muchos encajes y perendengues.

Y como el baño era ritual, el bosque de carboneros y arrayanes agrega a sus aromas naturales la fragancia del pachuli, del jabón de Reuter y del Agua de Kananga de Murray.

En los intermedios medios y entre los chapoteos que levantan muselinas de agua, y jugar del viento sanjuanero con los “anacos” de pancho colorado, venia la copita de mistela o mejorana custodiada por regimientos de bizcochuelos y arepitas de achira. Después del baño, viejas y mozuelas ungían sus cabellos con Tricofero de Barry y Kananga. “ Cuarta y geme” de galón negro alcanzaba para sujetar las apargatas nuevas sobre los empeines recién lavados. Cantaban los mozos al son de las guitarras:
Avísame cuando vas
a refrescarte en el baño
para llevarte el “anaco”,
que yo solo no me amaño.

Y a comer el asado tradicional! Su preparación requería un meticuloso proceso. Perniles, cabeza, costillas y tronco de la lechona recibían la consagración ritual de las especias: cominos, pimienta, nuez moscada y mostacilla. T de las yerbas: culantrillo, eneldo, poleo, cebolla cimarrona, y ajo. Y para mejor adobar, una buena rociadita de vinagre de la tierra. Así adobada, la lechona no se iba al horno caldeado con bagazo y guadua seca, en cazuelas de barro cocido, se tapaban las bocas con hojas de “bihao” y se atrancaban con horquetas de varejón. Una hora después, el olorcillo a estofado anunciaba que la lechona se estaba dorando y que la salsa comenzaba a escurrirse por los esportillados.
San Juan era una fiesta rural.